domingo, 28 de octubre de 2012

Mi núcleo.

Regresé feliz de escribirte otra vez y compartirte muchas cosas.
Bueno, la verdad es que tuve una semana muy ajetreada, vengo llegando de un viaje con doce amigas (ya se han de imaginar), llegué directo a trabajar y prácticamente toda la semana no paré.
Éste fin de semana decidí quedarme en casa, aparte de estar muy cansada tenía mucho tiempo que no lo hacía, ya fuera porque me salía de fiesta, socialitos, compromisos o por lo que sea y en esta ocasión me dí el tiempo y no me fue tan mal.
Es muy reconfortante estar con tu familia, en tu cuarto, en tu espacio, hablar con tus papás, convivir con tus hermanos, dormir, leer, no hacer nada, bajar a la alacena a ver qué hay de comer y que pase media hora y volver a bajar, pelear con mis hermanos. Cocinar y comer en familia. Es una de las cosas que me encantan y que tenía mucho tiempo de no sentir.
Y es que muchas veces cuando crecemos y maduramos le damos prioridad a tantas cosas y en último lugar dejamos a la familia, nos olvidamos que ellos son el núcleo y la base de nuestra estabilidad y al mismo tiempo es un círculo que nos da una felicidad como ningún otro.
Quiero más fines de semana así. Con mi papá, con mi mamá y con mis hermanos, es una de las cosas que hoy agradecí en misa.
Y hablando de agradecer hoy veía un programa de revista de un canal que me encanta, el conductor se encontraba dando unos tips para "ser más felices y agradecidos". Recomendó escribir todos los días en una libreta de una a tres cosas por las que te sientas agradecido cada día. Lo voy hacer, hazlo tú también, vas a ver que con el paso del tiempo te vas a dar cuenta de lo afortunado que eres.

Hoy agradezo por la familia que tengo.

Prometo no abandonarte tanto y escribirte más seguido, te mando un fuerte abrazo.



Beso, Tania Rendón.